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¡Ya disponible mi audiolibro La viuda blanca y negra (Teatro en dos actos) ! Escúchalo en las principales plataformas, descubre más sobre la obra y accede a todos los enlaces desde esta página especial: 🌐 Visitar página del audiolibro Gracias por tu apoyo al teatro independiente.

¿Qué representa el chimpancé escribiente?

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      He aquí al nuevo maestro de las letras: escribe sin subordinadas, sin ritmo, sin pudor. Redacta sujeto, verbo, punto. Repite. Aplauden. Repite. Lo celebran. Repite. Lo canonizan. Las musas, antaño exigentes, hoy miran con asombro zoológico cómo un mono —aplicado, sí— traza líneas sobre el papel mientras las editoriales lo rodean de libros que jamás leerá. Él tampoco los necesita: ha aprendido que basta con parecer autor para serlo. La escena transcurre en el templo vacío del arte. El teatro, despojado de su público pensante, se convierte en sala de trofeos para la vacuidad. Las ideas duermen en butacas desiertas mientras se premia la prosa de guardería, la frase sin pliegues, la sintaxis sin alma. ¿Para qué el estilo, la complejidad, el riesgo? Vivimos tiempos de frases planas y cerebros en modo avión. El mono no reflexiona: repite. No crea: mimetiza. Pero eso sí, vende. Y en este circo, vender es el nuevo canon. Lo irónico no es que escriba un mono, sino que se le ...

El teatro que es literatura

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     Hay un tipo de teatro que ha dejado de buscar decir algo verdadero para limitarse a entretener. Un teatro que ya no aspira a ser literatura, sino producto; rápido, amable y fácilmente olvidable. Se mide por los aplausos fáciles y por las entradas vendidas, no por la huella que deja en quien lo presencia. Es un teatro que no incomoda ni exige, que rehúye la complejidad y solo confirma lo que el espectador ya piensa. Devuelve una imagen cómoda, complaciente, y ofrece una hora de evasión sin riesgo ni profundidad. Frente a ese teatro complaciente, defendemos un teatro que es palabra con peso. Un teatro que se escribe con la ambición de perdurar, como se escribe la buena poesía o la novela que deja poso. Es un teatro que cuida el lenguaje, que encuentra estructura en la belleza y no en la fórmula, y que revela en lugar de ocultar. Nace del deseo profundo de comprender el mundo, no solo de agradarlo, y por eso se permite el silencio, la pausa y la sombra. No tiene prisa...

Demasiada sangre en el teatro

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     Se nos está olvidando qué es el teatro.  No es algo que soporte la libertad de nadie para hacer de él otra cosa, para hacer de él lo que a duras penas se sabe hacer.  Derramar sangre en el escenario es una artimaña desventurada, que dice mucho de quien la ejerce. Porque escribir teatro no es fácil, al menos teatro de calidad. Hoy día casi nadie se atreve a decir esto, ni siquiera los que tienen talento para escribirlo, pues parece aceptarse por la mayoría que la calidad ya no tiene valor, que la calidad es una idea obsoleta, una idea de gente casposa, es un concepto que molesta a quienes prefieren la sangre a la palabra.  Y lo peor no es esto. Porque después llegan los palmeros de la gandinga diciendo estupideces, para alabar la dificultosa proeza del amigo, ese chisgarabís de medio pelo cortado que, además, se vanagloria de un aplausillo y se alegra muchísimo de que otros no hayan representado aún. En fin...  FJPS

Nota aclaratoria sobre "La viuda blanca y negra"

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  La viuda blanca y negra , adaptación teatral de la novela de Ramón Gómez de la Serna, es una obra cargada de misterio, sensualidad y contradicciones humanas. El personaje de Cristina, complejo y desgarrador, refleja una visión del amor atravesada por el dolor, la dependencia emocional y la violencia interiorizada, propia de una época en la que la sumisión era confundida con entrega. Mi intención al adaptar este texto no ha sido en ningún caso justificar ni romantizar el maltrato, sino mostrar, con crudeza y sin censura, una mentalidad aún presente en los pliegues más oscuros de la sociedad. Cristina no es un modelo a seguir: es el reflejo deformado de una educación sentimental perversa, de una mujer atrapada entre la memoria del dolor y el deseo de libertad. Invito al público a mirar esta historia con los ojos del análisis crítico, a entender que el teatro también debe ser espacio de contradicción y reflexión, y no sólo de afirmación moral. Porque sólo mostrando lo que aún duele,...

Manifiesto por la Recuperación del Teatro Esencial

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   Ayer mismo inserté (o subí) una publicación a  mi perfil de Facebook  en la que adelantaba parte del texto que aquí, ahora, publico íntegro.  Dije ayer que el texto habla de una realidad y, a la vez, de un proyecto: es la exposición de los motivos por lo que unos amigos y yo decidimos crear una asociación para reivindicar los valores y cualidades que, al parecer, muchos de nosotros  — quienes nos encontramos casi a diario en la red social y estamos relacionados con la dramaturgia — percibimos que se diluyen con tendencia a desaparecer de nuestro teatro.  Manifiesto por la Recuperación del Teatro Esencial El teatro español, cuna de genios y espejo histórico de nuestra sociedad, atraviesa una encrucijada crítica. Asistimos, con creciente preocupación, a una deriva que prioriza el espectáculo vacío sobre la palabra profunda, el entretenimiento fugaz sobre la reflexión necesaria, la taquilla fácil sobre el compromiso artístico y social. Una oleada de p...

Yo soy del siglo XX

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     Somos del siglo XX quienes hemos nacido en él y lo hemos vivido lo bastante. La escasa edad aún de los del XXI, les coloca en una situación social incierta cuya suerte dependerá, en gran parte, del nivel y calidad de la educación ciudadana de sus predecesores. Así es, y se constata en el día a día.  Un país es la suma de tantas influencias como intereses distintos encontremos en sus ciudadanos. Intereses para con la comunidad en que se vive, claro. Esta dicotomía  —nada artificiosa y menos aún maniquea — entre moradores y recién llegados a aquel siglo XX, tiene su razón de ser en la controversia, sostenida y silenciosa, que dos sectores sociales bien diferenciados por la edad, mantienen desde que los inquilinos del XXI adquirieron la capacidad necesaria para mostrar sus ideales y preocupaciones como elementos responsables  —con voz y voto — de esta nación. Pero en esa discusión no son litigantes estos últimos nombrados  —veinteañeros y más hasta ...